En mi salón de cole había uno, tenía como 50 chapas pero la más apropiada era Carapulcra, le decían así porque el acné le había carcomida la cara. Era masomenos gordo, blanco desabrido, el peinado raya al costado tipo lamida de vaca, y su nariz mas bien parecía una pinga sin erección. No siempre se le lornea al mas débil físicamente, tampoco al alfeñique necesariamente, creo yo que es al más ridículo, al mas aniñado o al que siempre habla cojudeces, como querer ir en grupo al Play Land Park o invitar a comer helados al Parquetito porque su mamá siempre le lleva, y se come rico ahí.
Carapulcra era rellenón, y cuando le jodían demasiado se asaba y empezaba a meter puñetes como rayadoa quien esté delante suyo. Le dibujaban puerco y con la cara desgraciada, antes de entrar al salón, le pintaban en la pizarra y en vez de nariz le dibujaban una chula con huevos y todo, un par de veces le escondieron su mochila en el baño de mujeres, y se la devolvieron al final de clases, le metían la regla en el poto, le pintaban la camisa por la espalda, una vez le tiraron su mochila a la casa de al lado, también jugaron fulbito en el recreo con su mochila, más bien su mochila parece la lorna, pero no, era carapulcra, incluso recuerdo a un par de profesores burlándose asolapadamente de él, sin culpa, pero con carcajadas ensordecedoras.
Hasta que un día sucedió. Carapulcra había sido la lorna durante 3 años escolares, todos los otros salones sabían quién era, incluso habían chibolos de grados inferiores que se burlaban de él, apoyados por la carcajada de "los grandes pendejos", entonces Carapulcra empezba a golpear a todos los reilones. Pero mas dolían las carcajadas en él, que los puños en la carne. Hubo una reunión de profesores que duró mas de una hora, nos mandaron a todos los salones al patio a que hueveemos, la gente se aburría sin hacer nada, estábamos acostumbrados a recreos de 15 minutos, no de hora y media. La gente no sabía que hacer, y se armó un complot, Carapulcra estaba jugando fulbito con una pelota de papel con otros muchachos, y la gente de 4to y 5to lo vieron como una mancha de hienas ve un conejo distraído. Acordaron hacerle un apanado ya que no habían profesores cerca, ni auxiliares de control. Pero tenía que ser especial porque era el último año de Carapulcra en el colegio, así que comenzaron a pasarle la voz a todos, no importaba a que salón pertenecía, se corría la voz y todos asentían ante la invitación de la sacada de mierda, con una sonrisa cómplice. Todo el mundo le tenía hambre a Carapulcra, pero nadie sabía porqué. Yo decidí no participar porque prefería quedarme sentado con un par de patas a ver el espectáculo, casi criminal. Todo el patio sabía, menos Carapulcra que jugaba con su bola de papel, haciendo tiros libres al arco, "a lo Marco Valencia" decía él. Todos lo miraban y sonreían, pero él no se daba cuenta. Entonces se le acercaron como 15 patas y le dijeron que haces? Él se sorprendió porque hubo un silencio ensordecedor en todo el cole. Entonces un gordo medio moreno, medio culón le metió un lapo en a cabeza y los demás gritaron EEEEhhhhheheeeeeeeeehhhhhhhhh!!! y empezaron a lapearlo, y Carapulcra con la mirada perdida y los labios babeando, se protegía de los patadones y lapos, intentaba arrodillarse y cubrirse pero lo levantaban y lo empujaban de un lado a otro, y la turba fué haciéndose mas grande, y el chongo crecía mientras las risas de todos lados, creaban un infierno en la cabeza de Carapulcra. Yo más que reírme me quedé sorprendido de ver tal pendejada. Los chibolos de 1ro y 2do año también se acercaban corriendo y le pisaban la mano y se iban corriendo, incluso unos que estaban aprovechando el tiempo, leyendo sus libros, se acercaban corriendo y con la parte dura del libro le daban en el lomo, repetidas veces, y los gritos se entreveraban, y las risas parecían mas bien alaridos de hiena. Fueron empujandolo hasta una pared, donde no pudo escapar más y alguien sugirió con gritos que lo metieran al barril de basura. Entonces todos se animaron y lo levantaron en peso y lo arrojaron de cabeza al barril de latón, entonces ahí de cabeza le seguían dando con los puños y con los libros en la espalda, y sus monedas de los bolsillos caían y las hienas se las pelaban, le quitaron sus zapatos, y luego de patearlos por el patio como si fuera una pelota, los escondieron.
Entonces se pasó la voz de que venían los auxiliares de control. Todo el mundo salió corriendo a las bancas y a las gradas a sentarse a conversar, como si nada hubiera pasado. Algunos lograron sacarlo a Carapulcra del barril de latón, y lo sentaron en el piso, los auxiliares gritaron "Orden!... Orden!, que pasa aquí?!" Pero nadie decía nada, y Carapulcra estaba muy avergonzado, y lloroso, que no decía nada. Descalzo, y humillado, con cien miradas de reojo encima, intentaba limpiarse la camisa, y metersela dentro del pantalón, se arreglaba su lamida de vaca con las manos, y las risillas explotaban indistintamente.
Cuando los auxiliares se quitaron nuevemante, había un ambiente de culpa en el patio. Algunos alumnos lo ayudaron a ponerse de pie, y otros se le acercaron con sus zapatos escondidos, otro de 1er año le devolvió su pelota de papel para que no lo acuse después, preguntaban "Estas bien, huevón?" y los abusivos también se apiadaron de él y se le acercaron gritándo "No seanpendejos pes huevón, como mierda lo van a cagar a mi pata Carapulcra, ya se cagaron ya" ó "Ya compare, cálmate, ya fué ya, perdiste pues" y luego regresaban a reír con las demás hienas.
Las filas se armaron para entrar al salón y Carapulcra aún estaba consternado, tenía los zapatos sin pasadores, una suela de zapato "Norway Shoes" marcada en la camisa, como símbolo de humillación, la bragueta de su pantalón estaba rota y se tapaba con una mano, y en la mirada llevaba la pregunta "yo que les hice?" que todos podíamos leer.
Era verdad, Carapulcra nunca le hizo mal a nadie, pero por alguna razón todo el mundo lo odiaba, y el que no lo odiaba no quería andar con él porque lo odiarían también. Él quería ser amigo de todos, era inocente y nos invitaba siempre a su casa, porque su mamá había comprado masa para pizza, y podíamos luego ir a jugar fulbito en su jardín, ò ir a jugar Super a la salida. Pero no, nadie quería ir a comer pizzas con él, ni ir a jugar a su patio, ni ir hasta el paradero con él.
Espero que su calvario haya terminado, escuché que se había graduado de Cheff.