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miércoles, marzo 16, 2011

Bañada en leche



No me quería, la ame hasta que me sangró la piel, hasta casi morir, y la vi huevear en la vida, trabajar, estudiar, comer, vivir, vivir esta vida de mierda, la vi viviendo un poco, y solo quería tenerla aquí, a mi lado.
La encerré y la bañé en sangre, luego en leche, no supe porqué, solo necesitaba verla así, remojándose desesperanzada, llorando desesperada, luego dormirse en lo turbio y húmedo de la tina, la amaba, cada vez que me veía por las mañanas me gritaba y gemía de miedo, por las noches solo me oía, no tenía fuerzas para mirarme y solo la besaba con la lengua examinandola dentro de una tina llena de muerte, sin color.
Cuando la tocaba en las noches gritaba aun más, ya sabía que la cacharía brutalmente, siempre quería hacerle el amor pero a las finales me la cogía con odio.
Amaba a esa putaemierda...

domingo, marzo 06, 2011

Paseando con Ratasaurio



Ahora que mi vida ha cambiado tanto, creí que el aborrecimiento por el disfuerzo, y demás mierdas que acompañaban este camino mío tan turbio me habían abandonado, me sentía mas maduro, mas centrado... mas feliz, pero no.
Ahora que vivo tan lejos de mi chamba y tengo que comerme casi una hora de combi en medio de este calor que cada día me hace pensar como me voy a freír en el infierno en unos años mas, con ese olor a culo combinado con frutas silvestres que emanan de los asientos rotosos y pintados, con la misma música de Ok, o la Mega, que pasan siempre las mismas huevadas, no jodan, todas las mañanas me tienen podrido con esa que dice "sin compromiso... solo dale hasta el piso... sin compromiso... solo quiere cagaaaar", broder, hay tres versiones, no jodan!
Ayer por la mañana trepé a la combi llena de marcianos, olía como si hubieran barnizado el piso con una mezcla de diarrea con manzanas, carajo ese olor a poto mal limpiado es recurrente en las combis, no jodan. Poco a poco fue bajando la gente, y pude tomar un asiento, estaba tibio y no me atreví a olerlo pero estaba tibio y quizás algo húmedo, por las mañanas tengo mas capacidad de aguante con estas huevadas, pero cuando subió una señora cajamarquina con su perra hija quienceañera y se pusieron a pelear con el cobrador para que les cobre una china "aca nomas pes cobrador, no te pases, si es aquisito" "se avisa cuando se sube pe tia" y la chibola no decía nada, solo me miraba, quería chuparme la pinga, supongo. Me rasqué un huevo y me puse a pensar en Ratasaurio, mi perro muerto.
Las dos pendejas iban paradas, el cobrador les pedía que avancen al fondo y las malditas: "ahorita vamos a bajar", se desocupó un asiento y las pendejas seguían paradas obstruyendo el paso "sientate mami" "no, sientate tu hijita, yo estoy bien aquí" "mejor tu sientate" y putamadre ninguna se sentaba, se desocuparon dos asientos más y las dos cajamarquinas seguían con el mismo plan, fué cuando me paré y tomandola del brazo a la vieja, la senté de un solo tirón, la quinceañera quiso decir algo pero se quedó corta, solo murmuraba. Regresé a mi asiento y la chibola vino a decirme algo, el calor y el olor a ano se convirtieron en un hartazgo bochornoso y tomé a la pendeja por los pelos y estrellé su cabeza contra el vidrio de mi ventana, la chica cayó al suelo soltando un grito tímido, aguantado. El vidrio no se rompió y me sorprendió lo resistente que eran estas ventanas, la gente seguía tarareando una canción de Tony Rosado que sonaba en la radio, la vieja quiso ayudar a su hija, el cobrador volteó, luego siguió trabajando "arequiba arequiba tana wishon, hay ashento hay ashento subelo subelo" la muchacha quiso mirarme, talvez decirme algo, la pateé en la entrepierna, sentí la forma de su concha huesuda en mi pie, la tomé del cuello con ambas manos y estrellé su rostro blanco contra la ventana, no se rompía, su nariz sí, su madre gritaba con los ojos muy abiertos, el rostro de su hija no existía, se transformaba en un poco de huesos bañados en carne molida y pelos , sus ojos entrecerrados se daban contra el vidrio como besando lo inevitable, tiré a la pendeja al suelo, me aburrió, su madre me estresaba con sus gritos, abrí la mochila que traía siempre conmigo, saqué a Ratasaurio y se lo aventé al cuerpo, el perro yacía en sus brazos descuajeringado, muerto, pero mas vivo que ellas, la vieja aventó a mi perro al suelo, dió a parar al lado de su hija que entre murmullos y sonidos extraños parecía buscar algo en el piso, quizás su vida, quizás alejarse de mí.
Me volví a sentar en mi sitio, me aburría esta burra despellejada dando tumbos en la combi, abrí la ventana y la aventé a la calle como si fuera una bolsa de diarrea, unas cajas de basura apiladas al lado de la vereda amortiguaron su cuerpo rojo de horror.
Su madre miró al cobrador "bajo en la esquina" "paradero señora, aquí no se puede, hay guardia"
Me paré a recoger a Ratasaurio, lo puse hecho mierda en mi mochila nuevamente, cerré el cierre, la vieja me miraba desconcertada, como quien mira a un loco. Me acerqué, el cobrador abrió la puerta "baja ahí, baja una" la vieja me miraba a un metro de distancia, asustada, de una patada en el pecho la lanzé a la vereda, era su paradero.
Se me quitaron las ganas de chambear, me senté a mirar la calle por la ventana a dar vueltas por la ciudad, la brisa aliviaba el olor a culo de la combi, de fondo sonaba Don Omar con otra gran mierda llamada baile Kuduro o algo así.