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viernes, octubre 10, 2008

Viaje roto

Estabamos con mucho tiempo libre y decidimos viajar con mi Negrita fuera de la ciudad, necesitabamos estar libres , sentirnos diferentes, ya no eramos enamorados pero nos queriamos mucho, nadie se amo como nosotros y sin embargo ahora solo nos quedaba este viaje como amigos, tomados de la mano inevitablemente, con las miradas tiernas gritandonos mil te amos.
Le dijimos a un taxista que nos lleve a las afueras de Lima, cerca nomas. Tenia un carro muy extranio, era rojo y medio destartalado, era deportivo, sin techo y antiguo, tenia solo 3 asientos individuales y el conductor se sentaba en el asiento trasero. Partimos en un dia soleado, el taxista arranco con velocidad y el viaje se volvio como una montania rusa, los baches y las curvas tomadas a todo pedal nos divertian, mi Negrita y yo nos mirabamos y sonreiamos, me acercaba y le pedia un beso, me lo negaba con resignacion y yo la animaba a que no me importaba y que la pasariamos genial. Seguia la locura de peripecias motorizadas del taxista y pelo al viento nos reiamos y asustabamos los tres. A mitad de camino el auto empezo a fallar, el taxista saco su caja de herramientas y nosotros nos sentamos encima de una combi abandonada a mirar el mar, la playa estaba preciosa, que lugar, las olas eran gigantes, fantasticas literalmente, cada vez eran mas grandes y se acercaban a la combi que estaba casi en la orilla, unas llantas de tractor apiladas se empezaron a mover y dispersar por el mar, la marea las movia de aca para alla y los banistas las sorteaban algunos con dificultad, otros divirtiendose, las olas llegaban a medir por lo menos 15 metros y cuando reventaban a lo lejos, nos enviaban espuma con llantas, teniamos miedo de que nos volteen la combi y caer a ese loco mar, nos abrazabamos y reiamos de nervios.
Luego fueron apareciendo olas desde los costados, la de la izquierda la tomaban los tablistas y eran interminables, se quedaban surfeando cada ola unos 20 surfistas durante 5 minutos seguidos, por la derecha habian unos banistas nudistas, luego las olas inmensas del fondo mostraban delfines, focas, peces pequenios y grandes, y mi Negra decia "mira Gordo, que lindos pececitos!!!" Al fondo una foca caricaturesca, muy tierna hacia muecas, era tan grande como la ola y parecia que controlaba todo el mar.
El taxista nos presenta a un muchacho sentado en un triciclo descomunal, era pequenio como una carretilla de chupetero, un asiento y sus pedales y adelante una caja donde se sentaba una persona y asi podian viajar dos personas. Nos dijo que el auto era irrecuperable y que nos subamos al triciclo. No teniamos opcion, le pague, me devolvio un sol falso y se lo tire, cayo en un juego de Sapo y la meti en un hueco. Le compramos el triciclo al muchacho.
Mi Negrita estaba ya acomodada y pedaleando, se le veia feliz, me dijo que me sentara en la caja y que ella me llevaria, nos metimos a la pista y le adverti los cuidados que tenia que tener con los autos y la velocidad. Pedaleo un rato como una nina y luego se canso, dejamos el aparato tirado a un lado y caminamos tomados de la mano, habia un tunel pero no era oscuro, la acomode de espaldas a la pared y le pedi un beso, me acerque, me sonrio y me lo dio pero yo voltee la cara y me beso en la cara, tambien comprendia que por mas que nos amaramos no podiamos juntarnos mas. Caminamos resignados, habian catacumbas y ruinas cerca... nos asomamos a un cuarto de barro con vasijas...
Escuche mi nombre una y otra vez, alguien me llamaba, era una chica de donde trabajo, la secretaria, tenia un encargo para mi, me desperte y fui a su alcance, me cago el mejor suenio de mi vida, otra vez estaba junto a mi Negrita aunque sea en suenios... supongo que aun te extranio.

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