Verde y yo

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Se llamaba Verde, tenía 20 años y su piel relucía al sol como si fuera diamantada. Yo tenía 30 años y la había conocido desde que era una niña. Mi barba y mi pelo largo le gustaban cuando niña, cojudeces de chibolos. Era delgada como hecha de ramas y su pelo era tan prolijo como las hojas del mismo color que caen en otoño.
Vino a vewrme después de 5 años que no la veía, hace 4 meses. La mandó su viejo, mi primo, desde Caravelí, que le consiga un cuarto por ahí y que la oriente. Estaba mas linda que nunca, era una de aquellas que uno llama "esa es una cajamarquina", esos cruces que nos dió el planeta. Tenía las piernas largas, el rostro desafiante, nada tímido, pulcro. Me sentía un viejo a su lado, le llevaba diez años pero cuando la ví, cuestioné en mis adentros las cercanías familiares.
Después de encontrarle un cuarto y recomendarla a un trabajo, le mostré la capital, no le importaba nada, decía que quería ir a su Caravelí, en Arequipa. Yo le hacía bromas pero ella no se reía, y yo que no soy muy gracioso, sabía que ella no se reiría ni del Chato Barraza.
Mi primo "Corcho" (su viejo) no llamaba para nada, y las semanas pasaban, ella no encontraba trabajo y yo la sacaba a dar vueltas por nuestra Lima.. así lo hice, por verla feliz, por darle algo de alegría a esa niña tan triste, tan cabizbaja, tan melancólica, y en una de esas la lleve a chupar, como es debido, para soltar la lengua. Se divirtió y me dijo huevadas hostiles a personajes desconocidos para mí en Caravelí.
Pasamos chelas y chelas en los fines de semana siguientes, y ella no tan alegre pero si acompañaba el chongo, en una de esas ante mi sorpresa, acercó su rostro color caramelo a mi rostro color deseo, me pidió que la llevará a un hotel, sin pensarlo dos veces, tomé el último vaso de alcohol y fuímos, y para que mas detalles, cachamos rico, duro y parejo... como se pide chumbeque. Ella muy bien y yo repleto.
Y así los sábados y domingos enteros durante 5 o 6 semanas, dale y dale a la huevada.
hasta que un día borrachos de sexo y ron, en la cama, se aleja y sin gritar ni hacer chongo saca un cuchillo de esos grandotes de pan, y creyendo yo que me quería cortar los huevos me tapo con las manos, y ella me chapa de los pelos con una mano y con la otra me rasga el cuello con el cuchillo, y yo me ahogo entre palabras y sangre, mientras la alucino metiendo mantequilla y jamón en mi cuello y me siento como pan caliente.
No dije palabras finales, no tuve tiempo, estuve cagandome de pánico a la muerte, a lo desconocido, estuve ocupando mis últimos minutos tapando mi herida con la sábana y no me lo creía, desesperado.
Desde el cielo, Dios me dejó darle un chequeadita: Regresó La Verde a ver a su Caravelí querido, le cercenó los huevos a su padre, mi primo "Corcho", y se los enterró en la jeta a su madre sangrando de cuchillazos múltiples.
Ella dijo al cielo antes de inmolarse: "Se lo merecían los hijos de puta, Chinasky. El chuchasumadre de mi padre, por haberme violado y mi madre por solo llorar mientras sucedía"
Pregunté desde el cielo, antes que se deguelle:
"¿Y Yo, porqué?"
No hubo respuesta, y se bañó en sangre entre sonidos guturales.