Leonardo D V en Cineplanet

La negra vino ayer a la hora de almuerzo para ir temprano a ver el Código DaVinci, ya que la noche anterior habíamos ido a Cineplanet y las entradas estaban agotadas hasta tres horas después, tuvimos que conformarnos con "Dos por el dinero", un bodrio.
Llegamos, compramos las entradas, comimos hamburguesas, entramos a las tiendas sin comprar nada, hueveamos haciendo tiempo, llegamos al cine a la hora, media sala llena, encontramos buenos sitios, no había problema alguno.
Nos sentamos al lado de dos tías, daban la propaganda riquísima donde una flaca desconmunal sale caminando en cámara lenta, dios mío, el producto ni lo recuerdo ni importa mucho. La negra fué por una chicha para la sed y yo le hacía señas con la luz del celu cuando llegaba desde mi asiento llamándola: "negra! negra! aquí"
Empezó la peli, y yo entusiasmado ni abrazaba ni miraba a la negra, sólo quería ver la pantalla, no perderme un detalle, darme cuenta de todo, y luego criticar al final en mi jato con la negra la peli. Pasaron quince minutos y era lo máximo la peli, bien realizada, bien actuada, todo igual al libro, ni mas gordos ni mas flacos los personajes, pero cuando salió Sophie en escena y supe que era Amelie la francesa me decepcioné porque no me parecía ella para el personaje. A la hora ya estaba algo decepcionada, la peli se volvía sosa, para alguien que leyó el libro se siente como una peli que ya se vió, y no es muy entretenido. Las perras viejas del costado comenzaron a hablar y una pareja detrás de mí comía la cancha con la boca abierta como si fueran mandriles, mis nervios comenzaron a exaltarse y volteé a comentárselo a la negra y al verla me dí cuenta que estaba durmiendo, al menos cabeceando, no estaba babeando su chompita. La dejé retozar, ya había leído el libro y se habrá aburrido. Estaba analizando las actuaciones de los personajes, excelente Remy, al ayudante de Faché lo alucinaba mas gordo, Faché excelente también, Langdon normal nomás, y el mejor fué Silas, que papel tan tierno, sublime, y terrorífico a la vez, en esos momentos, cuando sorbía la chichita, las tías perras seguían ladrando de los códigos y lo que significaban, malditas que ya habían leído el libro y querían regodearse y atarantar al resto, me tenían con elculo goteando por decirlo de alguna manera. Volteo y la negra estaba jato, abría y cerraba los ojos moviendo un pie algo nerviosa por si la vieran dormir.
Tenía que callar a este par de desgraciadas parlanchinas y me asé, no pude más y sin hacer mucho ruido , saqué de mi bolsillo el sacacorchos que había comprado recién y le clavé la punta en la garganta a la seño mas gorda, su compañera gritaba de horror y la desangrada se atragantaba mezclando oxígeno con sangre en sus pulmones. Mi ira era mas fuerte que mi horror ante mis actos y decidí callar a la compañera de la muerta con un jalón de pelos hacia mi rodilla y comenzé a puñetearla en la nuca hasta que se calló. La gente alrededor solo atinaba a callarnos y a hacer ¡Shuuu!! ¡Shuuuuut! y en la oscuridad no se enteraban de nada, ilusos.
Volteé hacia atrás a ver si alguien se había dado cuenta de mi atrocidad, negativo, miré a mi negra y estaba sobándose los ojos, la besé y le dije que la amaba y ella me dijo que "tenía queño, mucho queño" Intenté relajarme y las viejas despanzurradas estaban a mi costado viendo la pantalla ahora inertes, ahora bien muertas. Pude ver la siguiente media hora mas tranquilo sin que las tías jodan con sus conversaciones, ahora tenían las bocas abiertas igual pero ahora las lenguas no funcionaban. Un sorbo más de chicha para cuajar el nudo en la garganta y a ver a Silas un poco más, !chucha ya le dispararon!
En eso la pareja de tragaldabas detrás mío devoraban sus canchas y sus chizitos encaletados en sus mochilas haciendo ruidos como para suicidarse, ahora sí no me importó nada ni nadie y de un saltó comenzé a asestarle el pecho a hachazos al tipo, que para mi sorpresa estaba con todo un menú encima, tenía de todo el maldito, chizitos krimpi, cheetos, chipy, era un maldito coleccionador! y volteo a ver a la flaca que lo acompañaba y la pendeja estaba con su platito descartable de papa a la huancaína, con todo olla y su tapita y todo, con su jarrito de salsita amarilla y todo, un poco mas y se pone a cocinar la muy conchán! Le faltó su Primus y su tabla para cortar y nos daba menú a todos en la sala. Atiné a darle un cabezaso en la cara y desmayarla, me dió algo de pena matarla, sólo tenía hambre y algo de mala educación.
De pronto nadie hablaba y las canchitas no eran mascadas con ferocidad más, hecho un vistazo a la sala y todos estaban mirándome en silencio, algunas flacas pasaban saliva nerviosas, y algunos viejos se mascaban los labios de terror, una experiencia sin precedentes para ellos. La negra estaba dormida aún, es raro, bueno no hubo mucho ruido pero sí algo de movimiento.
No me despedí y bajé las gradas dejando a mi negra y su chicha durmiendo ante la peli ya vista en páginas, no me perdía de nada. La gente seguía atónita, al fondo parecía que algunas niñas murmuraban aterrorizadas, pero no se daban cuenta que pasaba realmente, histéria colectiva.
Abrí la salida de escape caminando lentamente, haciéndome el bacancito, me computaba dentro de una peli, al cerrarse la puerta detrás de mí corrí más rápido que Freddy Torrealva y bajé las escaleras hasta perderme entre bocinas y luces.
La negra dijo que vendría a ver el U-Cristal a mi casa, no he sabido nada de ella aún. No sé como explicárselo.