
Cuando estaba vivo, los católicos siempre querían asustar al mundo con la muerte y el infierno, que las almas de los pecadores se quemarìan por toda la eternidad en el infierno, el sufrimiento y el tormento serían inaguantables para los fornicadores, pajeros, violines, choros, sacavuelteros, pirañones, todo el Comando Sur (al infierno por cagones, no por delincuentes), perriputas, metaleros, maricatús, y demás hijos de perra borrachos y fumones. Desde chibolo me inculcaron el miedo al diablo y el infierno, pero también me quedé con el miedo a Dios y Jesùs, son malos, casitgadores, quieren venganza, ajusticiamiento en vez de piedad, me preguntaba como mierda Dios me va a meter a un horno a quemarme durante miles de años con el demonio metiendome el trinche por el poto, me asustaba la idea. Puta intentè no ser tan pecador, hacìa lo que podía, nunca robé ni matè, pero sí mentí unas veces, y le mentè la madre a mucha gente, me emborrachè como degenerado, escuchè metal varios años (nunca vino Deicide a Lima), le rompí sus cuadernos nuevos a mi hermano, le ponía carritos de juguete en el pasadizo a mi abuelo ciego, forniqué duro y parejo y me pajeé pensando en las porristas del Boys, pero no fuí un criminal ni un mal hijo, quise mucho a mi Ex, no fuí tan mierda en resumen.
Cuando me morí, San Pedro me dijo que Papa Lindo había sido piadoso conmigo y me había perdonado las manuelas y los tires con mi Ex, ya que la amaba de verdad, ademàs me dijo que era crema, por eso Candelo estaba en la U, y que pal clausura fácil traían a Rodrigo Palacio.
Entrè al Edén, era todo blanco, sin paredes, todo infinito, además había niebla, muchas nubes, pero no había ni mierda, es decir, ni sillas, ni plantas, ni perro ni gato. Era yo un alma, tenía forma humana, me encontré con varios broders de la infancia y del cole, pero no nos dabamos la mano diciendo "habla broder, que es de tu perra vida?", habían almas féminas tambíén, algunas estaban buenazas, pero no podías tocarlas ni obviamente darles de perrito, a lo mucho una mirada furtiva.
Pasó casi un año y puta me dí cuenta que algo no estaba bien, no me podía quejar, al menos no tenía un trinche en el rabo, pero me aburría mucho, no había canchita de fulbito, ni piedras para ponerlas como arcos, no había música, todo era silencioso, no había tele ni partidos de la crema, no me daban ganas de pajearme, no había playstation, "putamadre ya debe haber salido el winning 12 allá en la tierra", me decía. No había Deicide, ni Cannibal, puta ni siquiera Chayanne, me hubiera conformado con escuchar "El baile del perrito" pero nada, no habían conciertos, ni futbol, ni play, ni cache, "oe que hacemos huevón?" le preguntaba por las tardes a mis broders y puta solo mirabamos el horizonte infinito, no habían chelas para conversar, nadie se reía, nadie se amargaba, nadie cagaba, puta ni trabajo ni estudios. Le dije a San Pedro que me haga un tour por el Templo de Satanás, fuímos volando como Superman y Luisa, y era un chongo el infierno, la gente se quemaba pero habían algunos que ya se habían acostumbrado al dolor y puta se les veía achichcarrándose pero se cachaban a Pamela Anderson, y Deicide estaba dando un concierto y Satanás pogueaba junto a Alan García y Pepito dos cañones, y estaban unos patas míos jugando play con Iván Thays, y puta me dió la depre, me puse picón, triste, enfermo de envidia. Al regresar, San Pedro me vió tan triste que me invitó un six pack en la puerta del cielo, y me regaló un play 3 con el winning 15, y sonreí un poco, me dijo que si me portaba bien, fácil para mi santo venía Cannibal Corpse a tocar al paraíso. Me puse a rezar con toda la gente día y noche, espero poder pasar un buen cumple.