Aún sigo perdido. No encuentro el sendero luminoso de la vida. Algunas veces tenemos que perder, dicen. Me rehuso.
Aún no sé como apagar todas esas luces que dejaste prendidas, te tengo marcada en la cara, tu olor esta inquietando mi lucidez. No me dejas avanzar. Quiero que seas un recuerdo, pero eres un recuerdo diario.
Pasé tres años pensando incansablemente en tí. Inauditamente. Inexplicablemente. Intransigentemente. Jodidamente. Te necesité. Entiendes? Te necesité. Y tenía que dejarte ir, tener que aceptar que te acostarías con otro hombre, que reirías con él, que le acariciarias los cabellos, que serías feliz con él, que apoyarías tu cabecita en su pecho después de hacer el amor, talvez ya no pensarías en mí. Y yo aquí, intentando con este cuchillo sacarte de mi piel.
No pude evitarlo, tuve que ir por tí. Te cogí por la espalda y te abracé eternamente. Lloré como un niño y tus manos eran ajenas. Porque te vas?
Me invitaste a pasar a tu casa para calmarme. Solo había un camino para eso. Sentados a la mesa del comedor, bebiendo agua, intentando que el silencio hable, perdí los estribos. Me levanté de la silla, cogí la maseta de la esquina y te rompí la cabeza de un golpe certero. Yacías en el suelo de tu propia casa, tierna, ensangrentada y temblorosa, inconsciente, quise besarte, pero nunca serías mía, y te amaba, esos labios eran del viento. No eran míos.
Te lamí, pasé mis labios sobre tus ropas. Te miré, ahora inmóvil, dulce, dulzita, te hubiera comido a besos, y solté una lágrima que me hizo reaccionar. Te saqué de ese muladar llamado HOGAR, y te llevé conmigo a ser felices, a vivir juntos. Por siempre juntos. Como pensabamos en aquellos días que solo viven en un corazón arrancado de cuajo. En éste corazón. Tuyo, mío.
Le llaman disección, yo le llamo amor eterno. A veces ellos le llaman LOCURA, yo le llamo TEVESLINDA. Escuchamos cada noche antes de dormir aquellas canciones que te gustaban, nada de metal, solo Lady in Red, Mar de Copas, y una que otra Kursi Sobrante. A veces toco la guitarra para tí pero te quedas dormida pronto, no pruebas bocado, antes te gustaba tanto comer conmigo, y ahora estas como ausente, ya no respondes mis besos. Talvez te siguen aburriendo mis pelis europeas por las tardes, talvez no te gusta como te lamo los pechos ya. Talvez sigo haciendo las cosas mal, talvez ya no me amas, talvez solo estoy viviendo un cuento. Ven... ven... Bailemos Lady in red. Ven... ven... tocaré esa de Mar de Copas, aunque las lágrimas nos devoren.
Pero soy feliz. No me importa nada mas que verte la carita, saber que estás a mi lado cada mañana, mirando al vacío, a veces me observas, sé que a veces no duermes, te veo observando el techo de la habitación, pareces preocupada, triste talvez, te cuestiono, y no me respondes, te comprendo, piensas en mí. Por las noches no cierras los ojos pensando en mí. Yo también me desvelaba pensando en tí, chiquita.
Sin embargo había algo que no me dejaba tranquilo, parecías ausente, talvez ya no me amabas, en los almuerzos te preparaba tu Tallarín verde con Asado pero no lo comías, no bailabas al ritmo de Reggaeton en la radio, no me decías YA CHIQUITO NO SE PREOCUPE.
Y llegó el día feliz. Estabamos tumbados en la cama por la tarde. Yo te decía TE QUIERO, MI AZUQUITAR. Solo seguía tu silencio, minuto vacío tras otro. Luego, giraste la cabeza, me miraste. No lo creía. Te miré, sonreíste, arrimaste mi cabeza a tu pecho, me acariciaste la cabeza lentamente, mi mirada enquistada en tu cuerpo agradecía, sonreía furtivamente. Brotaron mis lágrimas, tuyas. Nuestras. Jugando con mis cabellos susurraste SIEMPRE SERAS EL AMOR DE MI VIDA.